Mario Ernesto Alva Ocaña
(Colaborador invitado)
La siguiente es una historia que se repite con mucha frecuencia: Un grupo de personas tienen una buena idea, deciden emprender un negocio, acuden con un fedatario público y constituyen su empresa. Si todo va bien el negocio comienza a generar flujo y todo parece que marcha de maravilla. El desenlace de ésta pequeña historia lamentablemente forma la estadística del 50 por ciento de las empresas pequeñas y medianas que cierran durante el primer año de existencia y el 75 por ciento al segundo año. Si tomamos en cuenta que las PYMES generan el 98 por ciento de los empleos formales, cobra relevancia la proporción del problema1 .
Muchos son los factores que pueden llevar al fracaso de una empresa, en esta entrada trataremos dos:
La “affectio societatis” es el término en latín con el que se conoce a la intención de los contratantes de unir esfuerzos y capitales, el esprit de corps o gemeinschaftsgeist, motivo principal por el cual se inicia una empresa. Es un intangible relacionado principalmente con la virtud de la confianza y el reconocimiento de las capacidades recíprocas de los socios.
En términos coloquiales podríamos decir que es el alma de la empresa, que la mantiene unida. Ahora bien, para que una empresa sea exitosa, la “affectio societatis” debe ser coincidente en todos los socios. El Gobierno de la Empresa es “el sistema mediante el cual se dirige y controla una empresa”2 . Sin duda uno de los temas que menos se cuidan al constituir una sociedad. En 2 la legislación se establecen herramientas (obligatorias algunas) para el buen gobierno de las sociedades, a saber el Administrador Único o Consejo de Administración, la Asamblea de Accionistas (ordinarias y extraordinarias) y el Comisario, si nos limitamos a las Sociedades Anónimas. Lo cual es una simple distribución de las tareas de la administración de una empresa, atribuciones, responsabilidades, criterios para la toma de decisiones.
Considero que la educación y orientación a la ciudadanía sobre estos concepto, sobre los límites y las responsabilidades que se adquieren al constituir una empresa son fundamentales para el buen éxito de las mismas.
La confusión que se genera entre accionista y dueño suele ser fuente de muchos conflictos. Comprender que independientemente de la aportación económica y los objetivos personales de los socios, éstos solo tienen derechos de decisión y gobierno sobre las empresas pero, éstas no les pertenecen.
Es responsabilidad del notario público orientar en estos y otros aspectos a los ciudadanos que acuden a nuestras notarías.
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1. Fuente: Políticas de apoyo a las pymes en América Latina, entre avances innovadores y desafíos 1 institucionales. Libro elaborado por la CEPAL, consulta en la siguiente liga:. http://www.eclac.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/publicaciones/xml/7/41837/P41837.xml&xsl=/ddpe/tpl/p9f.xsl&base=/socinfo/tpl-i/topbottom.xslt
2. Definición de Lord Cadbury, tomada de Maulcher, Helmut, Breviario para la Alta Dirección de Empresas, 2 Edición del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas;
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